El consultor de carreras profesionales

La necesidad del consultor  de carreras profesionales

Si bien la mayoría de personas a menudo suelen hacer un chequeo de salud para tener conciencia de cómo están y si conviene hacer algún ”reajuste”, también son muchas las personas que hacen de vez en cuando una revisión de su empleabilidad, su eventual reubicación en el mercado de trabajo, su valor profesional, etc.

Este proceso de pensamiento se puede hacer de manera intuitiva con lo que el índice de auto satisfacción se verá fácilmente colmado, o se pude hacer un estudio riguroso de los conceptos antes vistos, guiado por un profesional de la asesoría de carreras profesionales. Es decir, del mismo modo que para saber nuestra nivel de salud vamos a un profesional de la  medicina, también en temas de trabajo se debe acudir a un profesional de carreras profesionales.

El consultor de carreras es un profesional independiente que ha ocupado en el pasado puestos de responsabilidad y sabe cómo hacer el “cambio de trabajo científico”, es decir preparar un plan de trabajo que conduce, indefectiblemente, al cambio.

Efectivamente, no es necesario estar en el paro para acudir al consultor de carreras. Muchas personas están empleadas y aparentemente satisfechas pero esperan hacer un cambio profesional a un puesto de trabajo mejor, pero no saben cómo empezar a trazar un plan.

El plan de trabajo de un consultor de carreras es el siguiente:

1.- Comprobación del nivel profesional del cliente. No se puede empezar el proceso basándose en intuiciones o un conocimiento superficial del cliente. Hay que comprobar muchos más aspectos que los que incluye el CV. Para ello se trabajan:

  • pruebas de tipo psicológico[1]-laboral en que se analiza el perfil psicológico,
  • los  “motores motivacionales” (lo que nos empuja a ir a trabajar),
  • la orientación profesional (que corrobora lo ya sospechado o aporta nuevas posibilidades profesionales)
  • test de las competencias transferibles.

De ahí se obtiene un perfil profesional válido que es la base del proceso. Y ya se sabe el nivel profesional del cliente y hacia dónde hay que enfocar la búsqueda.

2.-  Identificación de logros. Los logros son aquellas labores que van más allá de las funciones. Es aquel trabajo que hace que la empresa tenga un retorno pecuniario extra, o inesperado gracias a la idea de un profesional que ve áreas de negocio donde otros no las ven. Hay hasta 15 maneras de identificar los logros y todos tenemos logros. Los logros están basados en las competencias ya analizadas y de ahí sabremos nuestra utilidad (empleablidad) para uno o más empleadores. Es decir, es empezar la casa por el tejado (por tus logros sabré si eres competente y de ahí sabré si me eres útil). Es imprescindible conocer los logros que hemos atesorado en nuestra carrera profesional y tenemos que saber exponerlos de manera fluida.

3.- Confección de CV (que es la información básica en todas las búsqueda de trabajo) nuevo, profesional, con información muy valiosa para el reclutador o empleador. El CV lo puede hacer el cliente con las pautas del consultor o lo prepara el consultor y lo complementa el cliente[2]. Hay varios envíos entre cliente y consultor hasta que se llega al acuerdo del CV final.

4.- Una vez confeccionado el CV, ya se puede enviar, bien sea a reclutadores a los que se les envía para actualizar datos o respondiendo a una oferta que tengan publicada en su página web. Es probable que el consultor de carreras tenga acceso a determinadas bolsas de trabajo que también pueden tener ofertas de trabajo abiertas.

5.- A la vez que se remiten los CV adaptados a las ofertas vistas, es conveniente abrir otro frente: la gestión de la red de contactos, o networking.  El networking supone la segmentación de nuestros contactos, clasificarlos y preparar un mensaje profesional para transmitirles, más allá del “tú ya me conoces, si sabes de algo”. Todos los clientes del consultor aceptan un pacto de aceptar recibir a alguien que les pide ayuda.

6.- La fase final del proceso suelen ser las entrevistas de trabajo, que hay que aprender a superar. Es normal que el consultor tenga un listado de preguntas de entrevista. Muchos de ellos tienen experiencia en selección y saben cómo ayudar al cliente a responder a todo tipo de preguntas de manera satisfactoria.

En todas estas fases el consultor acompaña, aconseja, guía, aporta contactos, identifica trabajos e impide que el cliente se relaje en todo este proceso.

Por todo ello, cuando alguien que sepáis os solicite ayuda en su proceso de cambio, el mejor servicio que le podéis hacer es recomendarle la visita a un consultor o asesor de carreras profesionales, que es quien en realidad le puede ayudar.

 

Guillem Recasens

www.recasens-ros.com

guillem@recasens-ros.com

M.- 659542452

[1] El equipo de Recasens & Ros cuenta con una profesional de la psicología cuyo cometido es la interpretación de los tests.

[2] En Recasens&Ros los CV se preparan por el consultor y los complementa el cliente.

Sólo queda un puente y San Juan cae en miércoles: los jefes tóxicos

Solo queda un puente y San Juan cae en miércoles: los jefes tóxicos

 

Pues sí, aparte del puente de la fiesta del trabajo, que cae en viernes, hasta las vacaciones no hay muchas más posibilidades de tener un parón hasta las vacaciones.

¿Qué se ha hecho de los buenos propósitos de principios de año? Muchos  siguen creyendo que las noticias del crecimiento de la economía, en algo les deberá repercutir. Pero cada vez hay más trabajos en precario, más contratos de días y más descrédito de los políticos.

Pero hay una situación que no siempre nos detenemos a pensar. Y es un hecho que ocurre en las mismas empresas que inician un proceso de selección. Una vez  se pasa el filtro de la empresa de selección y se tiene la entrevista con la persona que podría ser nuestro jefe, de repente observamos que el proceso se para y no nos llaman más. Y  nos preguntamos por qué no ha prosperado el proceso si yo tenía los requisitos de la oferta y la entrevista fue bien.

La respuesta es clara: no siempre el que negocia la oferta a publicar y el responsable del puesto (nuestro futuro jefe) son las mismas personas, a menos que hablemos de altos directivos. Y mucho peor si la persona que negocia la oferta es alguien con preparación sólida, estudios de nivel y trayectoria profesional consolidada, y en cambio nuestro eventual futuro jefe una persona sin tanta preparación. Es decir, el tener un MBA para el “de arriba” es una cosa lógica, pero para el “de abajo” es un peligro real para que mantenga su posición.

 

Este es el problema de muchos jóvenes: hablan tres o más idiomas, están dispuestos a ganar la mitad, a viajar el doble y se manejan de maravilla por países hasta hace poco tiempo impensables. Los “simplicios” son las personas simples que se aferran a su silla y desdeñan a los buenos candidatos con talento más jóvenes porque les ven como una auténtica amenaza. Ello tiene una consecuencia terrible: el talento queda fuera y las empresas mantienen simplicios con muchos años de experiencia en esta empresa y que resisten porque saben que el coste de su despido es muy elevado para la empresa. Pero toda su preocupación es salvaguardar a toda costa su puesto de trabajo. Y entre un candidato con talento y otro con menos, elegirán siempre al menos aventajado para que no le suponga un peligro.

 

¿Nos suena  a chino todo esto?  Se trata de los jefes tóxicos. El gran problema está en que estos jefes no se preocupan en su desarrollo profesional en competencias más que en conocimientos. Por simple definición los jóvenes tienen normalmente más conocimientos y son más rápidos que nosotros. Pero la persona con experiencia debe saber reconocer el talento y su puesto no peligrará si ha sabido desarrollar sus competencias: proactividad, trabajo en equipo, liderazgo, etc. Por ello, este tipo de personas competentes deberían ser capaces de desligarse del calendario y lamentarse porque sólo queda un puente y San Juan cae en miércoles.

 

Pero claro, estamos ya a mediados de abril y no hemos hecho nada por nuestra carrera profesional y seguimos en nuestro puesto de trabajo, que no nos gratifica. Y ¿sabemos si somos competentes? ¿Hemos hecho un inventario de logros que demuestren unas competencias? ¿Sabemos cuál es nuestro valor en el mercado? ¿Tenemos claro en qué somos útiles en una empresa? Si la respuesta es que “NO” a todas, tenemos in problema grave de empleabilidad.

 

Guillem Recasens

www.recasens-ros.com

guillem@recasens-ros.com

T.- 934521614

M.- 659542452