LAS CONSULTORÍAS DE SELECCIÓN NO CONTESTAN

MANDO MUCHOS CV A LAS CONSULTORÍAS DE SELECCIÓN Y NO ME CONTESTAN

Desde luego, es una situación muy desesperante cuando estamos en fase de búsqueda de nuevos oportunidades. Y más porque cuando en ocasiones hemos interesado a la empresa, nos llaman a todas horas y hacemos equilibrios para poder estar a la hora que nos indican en un sitio para otra entrevista o un test psicotécnico.

Cuando el cliente se ha decidido por un candidato que no somos nosotros, pasamos al ostracismo. Raramente nos dicen las causas de no ser los elegidos y el consultor que en otro momento era toda amabilidad siempre está reunido, o hablando por la otra línea y lo máximo que se nos indica es que pasamos a la base de datos para futuras selecciones.

Lo cierto es que las empresas de selección, cuando alguien les encarga una búsqueda se preguntan:

·         ¿Dónde está trabajando la persona ideal? ¿Quién sería la persona ideal?

·         ¿Quién conoce a la persona ideal?

Y dedican todo su esfuerzo a acercarse a este presunto candidato. Además, abren las bolsas de trabajo de escuelas de negocio y cuelga una oferta. Entre esta doble labor de networking y flujo de candidatos sin esfuerzo se hace una preselección y de estos otra criba y al final queda un remanente de unos CV que son los que realmente son llamados a la entrevista.

Por ello, por muchos CV que remitamos a las empresas de selección (o Head hunters), si no tienen una oferta en la que encajemos, nunca nos llamarán. Y si por suerte podemos acceder a una entrevista con uno de ellos, nos recibirá por cortesía, pero el tiempo que dedica a hablar con nosotros lo pierde de entrevistar a candidatos, que en el fono es su negocio.

Es ahí donde tiene mayor importancia la labor de un asesor de carreras, pues en la búsqueda de nuevas oportunidades no se trata de “cargar la escopeta con perdigones”, y esperar que salgo algo,  sino de atinar en la búsqueda y el encaje en la posición. Por eso el asesor de carreras, nos orienta a tener claro hacia  dónde hemos de dirigir nuestra búsqueda, y cómo acceder a estas oportunidades… teniendo en cuenta que las ofertas de trabajo son siempre imprevisibles.

 

Guillem Recasens

Recasens&Ros

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Guillem@recasens-ros.com

 

 

Encontrar trabajo a los 50 es imposible

ENCONTRAR TRABAJO A LOS 50 AÑOS ES IMPOSIBLE

Esta afirmación es habitual en tertulias y en ocasiones todo parece indicar que es cierta.  Pero, por el contrario, se dice que las personas están a su máximo rendimiento hacia los 50 años.

¿Por qué existe, pues, esta sensación?  Porque persiste de manera contumaz un paradigma en cuanto a las carreras profesionales: el de “empleado para toda la vida”. Es decir, cuanto más joven sea el candidato elegido más tiempo podrá estar en la empresa.

Es la clásica miopía de muchas empresas de selección, de reclutadores y aún más de los mismos decisores en las empresas. Con todo ello no se tiene en cuenta que el candidato elegido, sin duda no se jubilará en la misma empresa.

Si es trabajador y ha conseguido logros, en un plazo de tiempo más o menos cercano escuchará cantos de sirena y si le surge una buena oportunidad para mejorar en su carrera profesional, se irá. Y vuelta a empezar con todo el engorroso sistema: prospección en el mercado, reclutamiento, selección, entrevistas, etc.

Otro aspecto de la miopía consiste en considerar a una persona despedida como un “mal trabajador”. Ver las cosas de este modo es de una torpeza preocupante. Sabido es que para que una persona esté bien en una empresa hacen falta como mínimo y con matices tres (3) elementos:

¡Cuántas personas de valor dejan empresas por la carencia de una de estas tres  “patas”! El proceso subsiguiente es que los que dejan la empresa son precisamente aquellos trabajadores  con posibilidades reales de encajar en otra empresa que cuide estos aspectos. Y normalmente, si están bien asesorados, los encuentran. Los que se quedan aceptando el statu quo de esta situación no tienen por qué ser malos trabajadores, pero tampoco precisamente buenos. El problema es que se burocratizan y su valor de mercado en caso de despido a los 50 años es muy bajo o negativo. Y este factor es el que  supone un freno a encontrar nuevas oportunidades profesionales: porque ellos mismos se auto descartan y ellos mismos se presentan como “fracasados” y esto se nota inmediatamente, especialmente si la persona ha estado tan solo en una sola empresa durante mucho tiempo.

Para estas personas es muy adecuado un proceso de “Coaching”, para aumentar su autoestima personal y mucho más,  una vez la haya recuperado,  un servicio de transición de carrera profesional.

Recasens&Ros es experto en este tipo de transiciones, pues proporciona este servicio con asociados externos y ha conseguido sacar a flote personas que ellas mismas se consideraban “incolocables”.

Guillem Recasens

Recasens&Ros

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